ALCIDES ALEJANDRO SPELUCÍN VEGA Y EL LIBRO DE LA NAVE DORADA
Biografía
Luego de su titulación, sería enviado
a trabajar en la Universidad San Marcos de Lima (1929), dónde colaboró en la
revista, mediante su poesía.
Escribió, para diarios como la Reforma y el Federal Trujillo, donde dio a
conocer su poesía. Tuvo viajes por la
Habana y New York, dónde trabajo arduamente, a su regreso se asoció con Antenor
Orrego y tomó la dirección del diario Norte.
Falleció
en 1976 en el Instituto Tecnológico Bahía Blanca en Argentina.
Obras
En
1926, publicó su único poemario: El libro de la nave dorada, que contenía
poesías de corte modernistas, que tuvo mención honorable en los 7 ensayos de
Mariátegui, que se refería al proceso de la literatura.
Pensamiento
Fue
uno de los fundadores del Partido Aprista, en el cual fue electo como diputado
por la Libertad en 1931, luchó contra el partido de Luis Sánchez Cerro, que le
costó que fuera desterrado y viaje a Colombia al año siguiente. Regresó al Perú
y siguió defendiendo sus ideales, motivo por el cual fue desterrado nuevamente
en 1948 en el enfrentamiento contra el gobierno de Odría, hecho por el cual
viajaría a Argentina y trabajaría en el Instituto Tecnológico Bahía Blanca en
Argentina, dónde sería rector y terminaría su vida.
EL LIBRO DE LA NAVE DORADA
El libro de la nave
dorada es el único poemario de este autor, fue publicado en el año 1926 en
Trujillo, Perú. Este libro contiene poesías que presenta ciertos rasgos
modernistas, donde el autor expresa su sentir con respecto a sus vivencias.
Este libro recibió comentarios aprobatorios de autores como Cesar Vallejo, su
gran amigo, quien menciona “Alcides es un poeta extraño, y es todo una promesa” , además José Carlos Mariátegui menciona el poemario en su obra El proceso de la literatura de los 7 ensayos de
interpretación de la realidad peruana.
En
esta obra el autor tiene como tema al mar y la sucesión de imágenes y
descripciones, que transcurren entre puertos, caletas y playa, están hilvanadas
con solvencia y dominio de los recursos técnicos y expresivos.
El
prólogo del libro de la nave dorada fue elaborado por Antenor Orrego, quien
también hizo un magnífico prólogo para el poemario Trilce. Estas palabras
prologales esta dividido en cinco partes
- Aleluya invocativa.
- Hacia el escenario público.
- Categorización estética.
- El trópico y el mar como ambientes poéticos luz, color, música.
- La técnica, el lenguaje y el estilo.
El libro de la nave dorada cuenta con los siguientes poemarios.
EL LIBRO DE LA
NAVE DORADA
• Los
barcos de la tarde
• La
barca rosa
• Caracol
bermejo
• Las
radas al crepúsculo
• La
canción de la rada inhallable
• El
psalmo de los Puertos .
• Elegía
de la "Musardina"
• La
otra batea
• Oro
final
• Aguasfuertes
portuarias
o
En bruma
o
En oro
o
En púrpura
o
En negro
o
Carbón marino
o
Baltic Bar
EL LIBRO DE LAS
AGUASFUERTES
• Fantasía
de sábado
• En
blanco de Luna
• Ocre
y negro
• Al
flanco de la Noche
• Al
seno de la Noche
• El
don obscuro
• El
poema de las horas
o
La hora increíble
o
La hora de la desolación
o
La hora penúltima
•
El poema de las obsesiones
o La
obsesión de la carne de Eva
o
La obsesión del búho de Palas
LA DULCE VOZ
• Plegaria
de amor
• Plegaria
de gracia
• No
te llevéis al niño ...
• Por
esta dulce hermana ...
• ¡Oh,
dulce y tierno ayer!
• El
volatín adorable
o Viñeta
antigua
o River
Side
o El
madrigal absoluto
o El
soneto de la esperanza
o El
soneto funámbulo
• El
poema del amor esperanzado
FIESTAS DE LUZ
•
Salutación matinal
•
El mito cotidiano
•
Alegoría bermeja
OTROS POEMAS
•
Voz
•
El Cristo de la sonrisa
•
Las ventanas en la noche
•
La canción vigorosa
•
Triptolemus
•
La gran danza en La Mayor
•
Blasón lírico de Enrique Zerpa
COMENTARIOS HACÍA EL LIBRO DE LA NAVE DORADA
En el primer libro de Alcides Spelucín están,
entre otras, las poesías que me leyó hace nueve años cuando nos conocimos en
Lima en la redacción del diario donde yo trabajaba. Abraham Valdelomar medió
fraternamente en este encuentro, después del cual Alcides y yo nos hemos
reencontrado pocas veces, pero hemos estado cada día más próximos. Nuestros
destinos tienen una esencial analogía dentro de su disimilitud formal. Procedemos
él y yo, más que de la misma generación, del mismo tiempo. Nacimos bajo
idéntico signo. Nos nutrimos en nuestra adolescencia literaria de las mismas
cosas: decadentismo, modernismo, esteticismo, individualismo, escepticismo.
Coincidimos más tarde en el doloroso y angustiado trabajo de superar estas
cosas y evadirnos de su mórbido ámbito. Partimos al extranjero en busca no del
secreto de los otros sino en busca del secreto de nosotros mismos. Yo cuento mi
viaje en un libro de política; Spelucín cuenta el suyo en un libro de poesía.
Pero en esto no hay sino diferencia de aptitud o, si se quiere, de
temperamento; no hay diferen- cia de peripecia ni de espíritu. Los dos nos
embarcamos en la "barca de oro en pos de una isla buena". Los dos en
la procelosa aventura, hemos encontrado a Dios y hemos descubierto a la
Humanidad. Alcides y yo, puestos a elegir entre el pasado y el porvenir, hemos
votado por el porvenir. Supérstites dispersos de una escaramuza literaria, nos
sentimos hoy combatientes de una batalla histórica.
El Libro de la Nave Dorada es una estación
del viaje y del espíritu de Alcides Spelucín. Orrego advierte de esto al
lector, en el prefacio, henchido de emoción, grávido de pensamiento, que ha
escrito para este libro. "No representa –escribe– la actualidad estética
del creador. Es un libro de la adolescencia, la labor poética primigenia, que
apenas rompe el claustro de la anónima intimidad. El poeta ha recorrido desde
entonces mucho camino ascendente y gozoso; también mucha senda dolorosa. El espíritu
está hoy más granado, la visión más luminosa, el vehículo expresivo más rico,
más agilizado y más potente; el pensamiento más deslumbrado de sabiduría; más
extenso de panorama; más valorizado por el acumulamiento de intuiciones; el
corazón más religioso, más estremecido y más abierto hacia el mundo. Es preciso
marcar esto para que el lector se dé cuenta de la penosa precocidad del poeta
que cuando escribe este libro es casi un niño" (42).
Como canción del mar, como balada del
trópico, este libro es en la poesía de América algo así como una encantada
prolongación de la "Sinfonía en Gris Mayor". La poesía de Alcides
tiene en esta jornada ecos melodiosos de la música rubendariana. Se nota
también su posterioridad a las adquisiciones hechas por la lírica hispanoamericana
en la obra de Herrera y Reissig. La huella del poeta uruguayo está
espléndidamente viva en versos como estos:
Y ante un despertamiento planetario de nardos
bramando lilas tristes por la ruta de oriente
se van los vesperales, divinos leopardos.
("Caracol bermejo").
Pero esta presencia de Herrera y Reissig y la
del propio Rubén Darío no es sensible sino en la técnica, en la forma, en la
estética. Spelucín tiene del decadentismo la expresión; pero no tiene el
espíritu. Sus estados de alma no son nunca mórbidos. Una de las cosas que
atraen en él es su salud cabal. Alcides ha absorbido muchos de los venenos de
su época, pero su recia alma, un poco rústica en el fondo, se ha conservado
pura y sana. Así, está más viviente y personal en esta plegaria de acendrado
lirismo.
¿No me darás la arcilla de la cantera rosa
donde labrar mi base para gustar Amor?
¿No me darás un poco de tierra melodiosa
donde plasmar la fiebre de mi ensueño, Señor?
Alcides se asemeja a Vallejo en la piedad
humana, en la ternura humilde, en la efusión cordial. En una época que era aún
de egolatrismo exasperado y bizantinismo d'annunziano, la poesía de Alcides
tiene un perfume de parábola franciscana. Su alma se caracteriza por un
cristianismo espontáneo y sustancial. Su acento parece ser siempre el de esta
otra plegaria con sabor de espiga y de ángelus como algunos versos de Francis
Jammes:
Por esta dulce hermana menor de ojos tan
suaves ...
Esta claridad, esta inocencia de Alcides, son
perceptibles hasta en esas "aguas fuertes" de estirpe un poco
bodeleriana, que, asumiendo íntegra la responsabilidad de su poesía de
juventud, ha incluido en El Libro de la Nave Dorada. Y son tal vez la raíz de
su socialismo que es un acto de amor más que de protesta.
Carta de Cesar Vallejo
Mi querido Alcides:
Tu libro de la Nave Dorada me
ha llenado el corazón de recuerdos y esperanzas, no sólo por lo que él contiene
de circunstancial en torno a nuestra juventud, sino también por la grandeza de
canción eterna que respira en todas sus páginas. Has logrado, querido hermano,
realizar una obra redonda, pareja, definitiva, desbordante de infinito. Con
Víctor Raúl la hemos leído con el amor de toda nuestra fraternidad y se nos han
llenado los ojos de lágrimas.
Tu libro es un libro
maestro, que servirá de guía espiritual a los mozos de América. Creo que no hay
precedente en el continente de una obra primigenia de tanto dominio en la
técnica y de tan acabada maestría verbal. Tu libro es una obra clásica en el
sentido de perfección de la palabra.
Por él te envía un abrazo tu hermano.
César
COMENTARIO PERSONAL SOBRE EL LIBRO DE LA NAVE DORADA
Los
poemas de Spelucín muestran las añoranzas que este siente por su tierra, ya que
lo escribe cuando estaba en la Habana. Teniendo en cuenta la tierra natal del
autor, este vivió desde pequeño cerca del mar, (Malabrigo, Huanchaco) entonces
toma al mar como un aliado para su inspiración, pero pienso que el
personaje principal de su obra poética
es la nave, esa que le permite conocer sitios
desconocidos y misteriosos; la
nave de su verbo es como un amigo íntimo; es la razón de ser de su libro: en la
nave traslada su cuerpo lírico y su alma como una metáfora que lo ilusiona. En
la nave lleva su espíritu creador del navegante. Sin embargo, no solo se
refiere a una nave, sino a muchas naves. Puedo tomar el término dorado como una
esperanza viva en el autor por un mejor futuro.
El autor no se preocupa tanto por su forma. Ya que
para él la forma de la poesía solo es una vía para expresar el mensaje y abrir
paso al conocimiento o como diría Antenor Orrego: “En esta poesía la forma no
devora al espíritu, sino que le sirve como vehículo revelador. Sin embargo,
podemos apreciar en sus poemarios la finura y delicadeza de su verso, parece
que hubiera nacido dotado con este don. Es importante mencionar que este libro
formó parte de la faceta juvenil del escritor, cuando este recién salía del
capullo, por ende, encontramos a un Spelucín en su primera etapa de poeta, este
va a presentar cambios notables en sus escritos más adelante, enfocándose en la
crítica y la argumentación
Considero
que este libro es de gran importancia tal y como lo menciona Orrego para los
poetas moceriles, que sueñan con ser grandes escritores, este poemario debe ser
leído puesto que expresa el ser de Spelucín
Sin duda alguna Alcides Spelucín por su innegable
calidad en su poesía, es el más alto exponente del modernismo tardío en el
Perú.


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