ALCIDES ALEJANDRO SPELUCÍN VEGA Y EL LIBRO DE LA NAVE DORADA

 Biografía 



Nació en la hacienda San Felipe, Ascope – Trujillo, sus estudios los realizó en el colegio San Juan de la ciudad Trujillo, donde también cursaría sus estudios superiores en la Universidad Nacional de Trujillo; donde se especializó en el área de filosofía y letras. Integraría además el grupo que se conocería después como el “Grupo Norte” en (1917).

Luego de su titulación, sería enviado a trabajar en la Universidad San Marcos de Lima (1929), dónde colaboró en la revista, mediante su poesía.

Escribió,  para diarios como la Reforma y el Federal Trujillo, donde dio a conocer su poesía.  Tuvo viajes por la Habana y New York, dónde trabajo arduamente, a su regreso se asoció con Antenor Orrego y tomó la dirección del diario Norte.

Falleció en 1976 en el Instituto Tecnológico Bahía Blanca en Argentina.

Obras

En 1926, publicó su único poemario: El libro de la nave dorada, que contenía poesías de corte modernistas, que tuvo mención honorable en los 7 ensayos de Mariátegui, que se refería al proceso de la literatura.

Pensamiento

Fue uno de los fundadores del Partido Aprista, en el cual fue electo como diputado por la Libertad en 1931, luchó contra el partido de Luis Sánchez Cerro, que le costó que fuera desterrado y viaje a Colombia al año siguiente. Regresó al Perú y siguió defendiendo sus ideales, motivo por el cual fue desterrado nuevamente en 1948 en el enfrentamiento contra el gobierno de Odría, hecho por el cual viajaría a Argentina y trabajaría en el Instituto Tecnológico Bahía Blanca en Argentina, dónde sería rector y terminaría su vida.

EL LIBRO DE LA NAVE DORADA 




Descargar aquí: https://www.pueblocontinente.com/libros/libro-de-la-nave-dorada_alcides-spelucin.pdf

El libro de la nave dorada es el único poemario de este autor, fue publicado en el año 1926 en Trujillo, Perú. Este libro contiene poesías que presenta ciertos rasgos modernistas, donde el autor expresa su sentir con respecto a sus vivencias. Este libro recibió comentarios aprobatorios de autores como Cesar Vallejo, su gran amigo, quien menciona “Alcides es un poeta extraño, y es todo una promesa” , además José Carlos Mariátegui menciona el poemario en su obra El proceso de la literatura de los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana.

En esta obra el autor tiene como tema al mar y la sucesión de imágenes y descripciones, que transcurren entre puertos, caletas y playa, están hilvanadas con solvencia y dominio de los recursos técnicos y expresivos.

El prólogo del libro de la nave dorada fue elaborado por Antenor Orrego, quien también hizo un magnífico prólogo para el poemario Trilce. Estas palabras prologales esta dividido en cinco partes

 Aleluya invocativa. 

- Hacia el escenario público.

- Categorización estética.

- El trópico y el mar como ambientes poéticos luz, color, música.

- La técnica, el lenguaje y el estilo. 

           El libro de la nave dorada cuenta con los siguientes poemarios.

EL LIBRO DE LA NAVE DORADA

       Los barcos de la tarde

       La barca rosa

       Caracol bermejo

       Las radas al crepúsculo

       La canción de la rada inhallable

       El psalmo de los Puertos .

       Elegía de la "Musardina"

       La otra batea

       Oro final

       Aguasfuertes portuarias

o   En bruma

o   En oro

o   En púrpura

o   En negro

o   Carbón marino

o   Baltic Bar

EL LIBRO DE LAS AGUASFUERTES

       Fantasía de sábado

       En blanco de Luna

       Ocre y negro

       Al flanco de la Noche

       Al seno de la Noche

       El don obscuro

       El poema de las horas

o   La hora increíble

o   La hora de la desolación

o   La hora penúltima

       El poema de las obsesiones

o   La obsesión de la carne de Eva

o   La obsesión del búho de Palas

LA DULCE VOZ

       Plegaria de amor

       Plegaria de gracia

       No te llevéis al niño ...

       Por esta dulce hermana ...

       ¡Oh, dulce y tierno ayer!

       El volatín adorable

o   Viñeta antigua

o   River Side

o   El madrigal absoluto

o   El soneto de la esperanza

o   El soneto funámbulo

       El poema del amor esperanzado

FIESTAS DE LUZ

       Salutación matinal

       El mito cotidiano

       Alegoría bermeja

OTROS POEMAS

       Voz

       El Cristo de la sonrisa

       Las ventanas en la noche

       La canción vigorosa

       Triptolemus

       La gran danza en La Mayor

       Blasón lírico de Enrique Zerpa

 

COMENTARIOS HACÍA EL LIBRO DE LA NAVE DORADA

 Alcides Spelucín – José Carlos Mariátegui

En el primer libro de Alcides Spelucín están, entre otras, las poesías que me leyó hace nueve años cuando nos conocimos en Lima en la redacción del diario donde yo trabajaba. Abraham Valdelomar medió fraternamente en este encuentro, después del cual Alcides y yo nos hemos reencontrado pocas veces, pero hemos estado cada día más próximos. Nuestros destinos tienen una esencial analogía dentro de su disimilitud formal. Procedemos él y yo, más que de la misma generación, del mismo tiempo. Nacimos bajo idéntico signo. Nos nutrimos en nuestra adolescencia literaria de las mismas cosas: decadentismo, modernismo, esteticismo, individualismo, escepticismo. Coincidimos más tarde en el doloroso y angustiado trabajo de superar estas cosas y evadirnos de su mórbido ámbito. Partimos al extranjero en busca no del secreto de los otros sino en busca del secreto de nosotros mismos. Yo cuento mi viaje en un libro de política; Spelucín cuenta el suyo en un libro de poesía. Pero en esto no hay sino diferencia de aptitud o, si se quiere, de temperamento; no hay diferen- cia de peripecia ni de espíritu. Los dos nos embarcamos en la "barca de oro en pos de una isla buena". Los dos en la procelosa aventura, hemos encontrado a Dios y hemos descubierto a la Humanidad. Alcides y yo, puestos a elegir entre el pasado y el porvenir, hemos votado por el porvenir. Supérstites dispersos de una escaramuza literaria, nos sentimos hoy combatientes de una batalla histórica.

El Libro de la Nave Dorada es una estación del viaje y del espíritu de Alcides Spelucín. Orrego advierte de esto al lector, en el prefacio, henchido de emoción, grávido de pensamiento, que ha escrito para este libro. "No representa –escribe– la actualidad estética del creador. Es un libro de la adolescencia, la labor poética primigenia, que apenas rompe el claustro de la anónima intimidad. El poeta ha recorrido desde entonces mucho camino ascendente y gozoso; también mucha senda dolorosa. El espíritu está hoy más granado, la visión más luminosa, el vehículo expresivo más rico, más agilizado y más potente; el pensamiento más deslumbrado de sabiduría; más extenso de panorama; más valorizado por el acumulamiento de intuiciones; el corazón más religioso, más estremecido y más abierto hacia el mundo. Es preciso marcar esto para que el lector se dé cuenta de la penosa precocidad del poeta que cuando escribe este libro es casi un niño" (42).

Como canción del mar, como balada del trópico, este libro es en la poesía de América algo así como una encantada prolongación de la "Sinfonía en Gris Mayor". La poesía de Alcides tiene en esta jornada ecos melodiosos de la música rubendariana. Se nota también su posterioridad a las adquisiciones hechas por la lírica hispanoamericana en la obra de Herrera y Reissig. La huella del poeta uruguayo está espléndidamente viva en versos como estos:

Y ante un despertamiento planetario de nardos

bramando lilas tristes por la ruta de oriente

se van los vesperales, divinos leopardos.

("Caracol bermejo").

Pero esta presencia de Herrera y Reissig y la del propio Rubén Darío no es sensible sino en la técnica, en la forma, en la estética. Spelucín tiene del decadentismo la expresión; pero no tiene el espíritu. Sus estados de alma no son nunca mórbidos. Una de las cosas que atraen en él es su salud cabal. Alcides ha absorbido muchos de los venenos de su época, pero su recia alma, un poco rústica en el fondo, se ha conservado pura y sana. Así, está más viviente y personal en esta plegaria de acendrado lirismo.

¿No me darás la arcilla de la cantera rosa

donde labrar mi base para gustar Amor?

¿No me darás un poco de tierra melodiosa

donde plasmar la fiebre de mi ensueño, Señor?

Alcides se asemeja a Vallejo en la piedad humana, en la ternura humilde, en la efusión cordial. En una época que era aún de egolatrismo exasperado y bizantinismo d'annunziano, la poesía de Alcides tiene un perfume de parábola franciscana. Su alma se caracteriza por un cristianismo espontáneo y sustancial. Su acento parece ser siempre el de esta otra plegaria con sabor de espiga y de ángelus como algunos versos de Francis Jammes:

Por esta dulce hermana menor de ojos tan suaves ...

Esta claridad, esta inocencia de Alcides, son perceptibles hasta en esas "aguas fuertes" de estirpe un poco bodeleriana, que, asumiendo íntegra la responsabilidad de su poesía de juventud, ha incluido en El Libro de la Nave Dorada. Y son tal vez la raíz de su socialismo que es un acto de amor más que de protesta.

Carta de Cesar Vallejo

Mi querido Alcides:
              Tu libro de la Nave Dorada me ha llenado el corazón de recuerdos y esperanzas, no sólo por lo que él contiene de circunstancial en torno a nuestra juventud, sino también por la grandeza de canción eterna que respira en todas sus páginas. Has logrado, querido hermano, realizar una obra redonda, pareja, definitiva, desbordante de infinito. Con Víctor Raúl la hemos leído con el amor de toda nuestra fraternidad y se nos han llenado los ojos de lágrimas.
               Tu libro es un libro maestro, que servirá de guía espiritual a los mozos de América. Creo que no hay precedente en el continente de una obra primigenia de tanto dominio en la técnica y de tan acabada maestría verbal. Tu libro es una obra clásica en el sentido de perfección de la palabra.
Por él te envía un abrazo tu hermano.
César        

COMENTARIO PERSONAL SOBRE EL LIBRO DE LA NAVE DORADA 

Los poemas de Spelucín muestran las añoranzas que este siente por su tierra, ya que lo escribe cuando estaba en la Habana. Teniendo en cuenta la tierra natal del autor, este vivió desde pequeño cerca del mar, (Malabrigo, Huanchaco) entonces toma al mar como un aliado para su inspiración, pero pienso que el personaje  principal de su obra poética es la nave, esa que le permite conocer sitios  desconocidos y misteriosos;  la nave de su verbo es como un amigo íntimo; es la razón de ser de su libro: en la nave traslada su cuerpo lírico y su alma como una metáfora que lo ilusiona. En la nave lleva su espíritu creador del navegante. Sin embargo, no solo se refiere a una nave, sino a muchas naves. Puedo tomar el término dorado como una esperanza viva en el autor por un mejor futuro.

El autor no se preocupa tanto por su forma. Ya que para él la forma de la poesía solo es una vía para expresar el mensaje y abrir paso al conocimiento o como diría Antenor Orrego: “En esta poesía la forma no devora al espíritu, sino que le sirve como vehículo revelador. Sin embargo, podemos apreciar en sus poemarios la finura y delicadeza de su verso, parece que hubiera nacido dotado con este don. Es importante mencionar que este libro formó parte de la faceta juvenil del escritor, cuando este recién salía del capullo, por ende, encontramos a un Spelucín en su primera etapa de poeta, este va a presentar cambios notables en sus escritos más adelante, enfocándose en la crítica y la argumentación

Considero que este libro es de gran importancia tal y como lo menciona Orrego para los poetas moceriles, que sueñan con ser grandes escritores, este poemario debe ser leído puesto que expresa el ser de Spelucín

Sin duda alguna Alcides Spelucín por su innegable calidad en su poesía, es el más alto exponente del modernismo tardío en el Perú.

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